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Mostrando entradas de 2016

UN TIGRE ESCRIBIENDO POESÍA

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Soy un tigre que escribe poesía Un lobo que teje versos Un águila que mira lejos para ver cerca Un oso sobre la roca dando vida a las palabras Mar salpicando la orilla Viento susurrando llantos y cantares entre las ramas Atardeceres rotos por nubes violetas y lluvia dejándose acariciar por miradas y sonrisas Soy un tigre abrazado a un león y un águila acunando a un gorrión El puma reinando en la montaña y el lobo aullando a la luna y al sol Trigo en la pradera Amapolas y vinagretas Tiempo huido que no perdido y aroma a romero entre los dedos Tomillo, hierbabuena y girasoles Luz contenida en gotas de rocío y el rocío La frescura de la mañana Soy el tigre acariciando la primera luz del día y el lobo oteando el horizonte Un águila volando tan alto como la vida y el oso al abrigo de la cueva Y sobre todo soy el águila y el lobo negro para volar con los ángeles y caminar entre los hombres

LA PLACIDEZ DEL TIGRE

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El tigre relajado parece un gato. Y el lobo un lindo perrito. Un gorrión semeja el águila cuando duerme. Y el oso, en su reposo, un koala adormecido. Como el volcán silente. Como el arrullo del agua. Como la mar en calma y la duna. Como la nube silenciosa. Como el aire trayendo aromas. Como un despertar y el rocío. Como la hierba y el paso del tiempo. Así es el hombre pacífico. Es el silencio lo que define a la voz. La armonía lo que define al canto, el murmullo del agua al arroyo, el paso del tiempo sin tiempo a la duna, el aleteo al pájaro, el susurro entre las ramas al viento, la mirada al que mira, el beso a la amada. No confundas pues al hombre pacífico con el hombre débil. Se conmueve con el trino de los pájaros. Se deja acariciar por la brisa. Oye versos en el viento. Es sensible a la vida. Pero soporta el peso de la roca, el embate de las olas y la áspera caricia de la arena, en silencio. Cuando el tigre duerme él está despierto. Cuando es

A UNA MISMA VEZ

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  Cuántas cosas soy a una misma vez. Cuántos elementos o fragmentos, pensamientos, sentimientos, ornamentos de momentos de intentos fraudulentos (o sinceros alzamientos) ante el miedo o el talento, sin aliento, de los locos descontentos que no encuentran alimento para la psique, el pensamiento, un mundo en crecimiento (como crecen los fragmentos de cristales rotos por lobos cruentos que no aúllan, porque las oscuridades del alma les pertenece). Cuántas cosas soy, sin serlo, a una misma vez: El llanto y el canto, el tenor y la campana, el cuenco cantor y la guitarra, los dedos del pianista y el propio piano, la cuerda tensada y el artista, lo mejor de un momento y el propio momento, la luz a simple vista y el Sol radiante hacia dentro. Siendo todo no soy ello. Si no soy lo que comprendo, ni comprendo lo que soy, cómo armar un pensamiento de contento, sin lamento, sin fragmentos, ni elementos, ni ornamentos de momentos tan intensos como el viento distanciado de su propio l

SIN TIEMPO

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Es la mente la que me aleja, la que no me deja viajar no ya de mundo en mundo, sino de tiempo en tiempo. Y en el tiempo reconocer que solo he cambiado de estancia corporal, porque soy el mismo…, aunque transmigrando. Y transmigrar no es mas que una ilusión, fracción de una única existencia. Complicado explicar es lo inabarcable por una mente no sideral, humana a ras del suelo aunque roce las estrellas, pues el tiempo es el tiempo y genera distorsiones perceptivas en la mente y en la propia materia. Puesto que el universo es mente y la materia es mente a un nivel diferente. Podemos vestirlo de pasado, de presente y de futuro pero, más allá de esto, son tiempos que, adornados por líneas rectas (que son curvas), trazan elipses que se cruzan y entremezclan y, de vez en vez, crean la ilusión compartida de vivir tiempos simultáneos. Ardua labor describir instantes donde rozo lo que temporalmente me trasciende. Al margen del tiempo toda temporalidad no es descriptible, pero inclui

HACIA DÓNDE MIRO

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A dónde miramos cuando miramos al pasado. Hacia dónde miramos. No es el tiempo lo que nos separa de la obra de nuestros ancestros, ni siquiera de nuestros ancestros, pues el tiempo no es mas que un amasijo de recuerdos que volaron con el viento y la memoria se perdió con ellos. No es el tiempo lo que me separa de los antiguos constructores, de los magos, de los templos y sacerdotes, del consejo reunido en círculo bajo una bóveda que simulaba el cielo. No es el tiempo el culpable del olvido, ni siquiera el culpable de las fisuras de la vida (del rostro de la vejez) y del espacio recorrido entre tiempos. No es el tiempo el responsable pero…, ¿hacia dónde miro cuando miro al pasado?. ¿Hacia dónde miro cuando poso mis manos sobre piedras que nunca fueron vistas como piedras?. Sostenedoras del cielo,  ortostatos que sostienen las estrellas. Y el cielo construido como piedras gravitantes. Hacia dónde miro cuando mirar, y tocar, y soñar despierto con el pasado, hace presente el

EL VIEJO DE LA MONTAÑA: SIRIO

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El Viejo de la Montaña contemplaba las estrellas. Su costumbre era hacerlo tras la caída del Sol, cuando este huye tras el horizonte y el paño de oscuridad acaricia el cielo. A la hora mágica, el momento crucial en el que la noche cae sobre la mente y esta se aquieta. Y al hacerlo las estrellas se movían. Tras la caída del Sol, este penetra en el corazón del hombre y la oscuridad del cielo es la templanza del alma. Y el alma templada brota a borbotones por los ojos. El cuerpo de luz resplandece como a ninguna otra hora. Y las estrellas se mueven. No todas, pero se mueven. Cruzan el cielo y responden al pensamiento. Y entonces las grandes preguntas acuden a él. Bajo las estrellas el Viejo solo es un sueño que se sueña a sí mismo y que despierta en cada una de ellas. Abre los ojos y despierta hacia dentro, porque hacia fuera solo se puede dormir. Una noche, mirándolas, el Viejo de la Montaña se preguntó a sí mismo: ¿De dónde vengo?. ¿Qué estrella es mi cuna, la cuna de mi alma?.

HEREDAD

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Heredarás la tierra. Porque tierra soy. Y desde la tierra levanto sueños en el aire, y en el aire los visto de montañas y claros, de luz resplandeciente alumbrando caminos. Heredaré la tierra porque de ella procedo. Heredarás el aire. Porque el aire contiene palabras y pensamientos, recuerdos traídos y llevados por el viento, música, voces adormecidas que despiertan cuando a ellas despiertas y hablar te hablan sin hablar. Y el agua, porque el agua limpia. Y limpio de ataduras y de miedos, de apegos y malos sueños te quiero, para que seas tú verdaderamente y siendo tú llegues a Él. Y agua clara seas, transparente como tu mirada. Heredarás el fuego, que te cambiará al comprender que lo que no pesa deja más huella que lo pesado. Y pesado caminar no puedes, ni levantar el vuelo. Porque vencer vence el fuego todo espacio y todo tiempo, alimenta las almas y da alas al espíritu. Y en tu vuelo serás libre. Y en tu mano contendrás lo único que puedes poseer…, y será de un valor incalculabl

CUANDO ERA UN NIÑO

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Cuando era un niño los rosales florecían cada mañana. Y cada mañana brotaban vinagretas y amapolas. El almendro era el árbol más bello del mundo.  Y el viento susurraba “buenos días” que eran destellos coloridos, primavera cada mañana. Y cada mañana murmullo de pájaros. Cuando era un niño la lluvia era lluvia cada invierno, el campo una aventura y la bici la gran nave que alejaba el horizonte y me llevaba más allá de él. Las estrellas no eran estrellas, sino mundos a descubrir, alentadoras de sueños, ventanas a lo imposible hecho posible. Cuando era un niño las montañas, ahora más cercanas, estaban lejos, tan lejos… Ahora solo quiero seguir siendo un niño, un sueño andante que se hace mil preguntas…, y no quiere más respuesta que el alimento de la esperanza, la voz de la alegría, y el inicio de cada día como si fuera lo que es (único, irrepetible, el primero y el último a la vez). Solo quiero sueños que me enseñen a despertar y a jugar con las nubes y el tiempo. Y en el tiempo

RAFAEL

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Desplegó sus alas y levantó el vuelo. Visitará mundos vestidos de colores, auroras dibujando esbozos de palabras que susurrarán un nombre… Ella lo espera, brillando entre las estrellas. Ahora vuela, las piernas ya no pesan, el metal se volvió ligero (como nubes que acarician atardeceres), y su recuerdo ya no reposa en una silla de ruedas. Ella se fue en el peor momento, que es siempre, que es cualquiera. Ahora vuela. Ahora es viento, y como el viento se mueve. Modelo fue sin pretenderlo. Certezas vestidas de sentido de la justicia y honradez fueron su legado intangible. Rafael se llamaba.  Ahora surca los espacios de la mente y los corazones de los que lo quisieron. Destellos y recuerdos de un pasado hecho presente. Firmeza flexible, seriedad acariciada por sonrisas huidizas y un sentido del humor un tanto serio, pues él se reía sobre todo en su gemelo. Un espejo en el que verse y no verse…, igual diferente, hasta el último momento. Se marchó sin irse, crisálida ámbar que se tornó

A SOLAS CON ABUL BEKA

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Hasta cierto punto se movía de manera grácil. Quizá su delgadez, disimulada por el amplio ropaje, le daba ese aire solemne aunque ligero. Cuando se sentó a mi lado parecía conocer ya mi propósito. “Quieres hacerme unas preguntas”…, dijo. Pero en ese momento las preguntas desaparecieron de mi mente. El silencio brotó como brotan las flores. Y habló profusamente sin decir palabra, como si el silencio en sí mismo fuera una voz dulce, certera y profundamente sabia. La solemnidad que dibujaba su rostro no desmerecía su mirada. Abul Beka miraba dentro, tan dentro que traspasaba todo interior, y el interior se convertía en profundidad. Y entonces en mí nacían no respuestas sino certezas, conocimiento abrumador que hacía desaparecer toda necesidad de preguntar… pues ya conocía. Cuando se levantó para marcharse me sorprendió con unas palabras claras que parecían pronunciadas por un poeta. A fin de cuentas, y en cierto sentido, lo que él era: Poeta de la vida y hacedor de caminos. “Entre

EL LENGUAJE DE LOS ÁNGELES

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  Para hablar el lenguaje de los ángeles, primero hay que hablar el lenguaje del s ilencio.    Lo primero que sucede cuando intentas callar a la mente es que se llena de ruido. Después el ruido desaparece, y queda una sola voz.  Después esta voz desaparece, y entonces se hace el silencio. Y es en el silencio que te oyes a ti mismo.

COMO ROBLES

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Hasta el roble más fuerte arde. Hasta la rama más firme se doblega. Y la ceiba que aspira a ganar el cielo hunde sus raíces en el suelo, y palpa el barro para acariciar las nubes. Hasta la roca más dura se convierte en arena por el embate de las olas. Y el aire más sutil se torna vendaval cuando el viento arrecia. Entre el cielo y la tierra. Entre la luz más divina y el resplandor más cercano. Entre la sangre y el alma. Entre el fuego y la helada. Entre la cuchilla y la palma de la mano. Entre el llanto y la partida. Entre la risa y el retorno. Erguidos como árboles caminantes que unen dos mundos, así vivimos. Así cantamos nuestro llanto y reímos nuestro dolor. Así lloramos nuestra risa y enrojecemos ante la palidez del fin último. Temblorosos, temerosos, gallardos, abatidos, victoriosos, renovados, perdidos y encontrados. Así vivimos. Como robles que saben soportar el peso del aire y de la vida, sujetar la tierra y besar las estrellas, amando la vida y dejándose amar. Humano

TAUROMAGIA

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Fotografía de ABC.es Me senté con él a la mesa. Se había erguido como un hombre y como un hombre me hablaba. Sus modales y su sensibilidad delataban humanidad…, la que nos falta a los humanos y la que se supone no tienen los toros. Se llamaba Cenizo, era negro como el carbón y su mirada encerraba la nobleza de lo previsible. Ningún daño podía esperarse de él. Al contrario, su necesidad por entender clamaba compasión hacia mí, representante de lo humano que era… sin pretenderlo ni quererlo. Al poco me preguntó: "¿Por qué?. ¿Por qué lo hacéis?. ¿Por qué mi gente, de casta brava y porte regio, ha de ser torturada hasta la muerte?." Si hubiera sabido qué contestarle habría sido todo más fácil. ¿Cómo definir lo sinsentido?. ¿Cómo justificar el escarnio, el sufrimiento infligido… por divertimento, por afición…?. ¿Dónde encontrar el sentido de algo que dicen es arte?. ¿Desde cuándo es arte la tortura, la sangre y el dolor?. Se sentó conmigo a la mesa, y la silla crujía

¿QUÉ SOMOS?

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No es el tiempo lo que nos atenaza, ni nuestro tránsito por él, ni la mar embravecida de la vida. Sólo el miedo a desaparecer es la tenaza. Descubrir que nada permanece y temer que no somos ni tan siquiera brisa derramada en el espacio que nos circunda. No somos ni viento, ni orilla acariciada por la ola, ni la misma ola. Ni tan siquiera la espuma que se queja, y que se duerme, y que fenece. Solo somos un sueño vestido con lamentos y sollozos, y gotas de rocío, y sonrisas. Pero todo pasa, como pasan los sueños cada mañana al despertar y el olvido se los lleva. ¿Qué somos, si ni tan siquiera somos lo que soñamos, si ni tan siquiera somos sueños verdaderos, sueños despiertos de almas dormidas que sueñan despertar?. ¿Qué somos, que contenerlo no puedo en palabras, ni en trazos de colores sobre el lienzo de mis días y de mis noches?. ¿Qué somos, si mil aleteos no hacen al pájaro, ni el vuelo, ni el canto al amanecer?. ¿Qué somos, si siendo nos perdemos, si perdiéndonos nos encontramo

HACIENDO EL CAMINO

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Haciendo el camino, que no salvo de errores e incertidumbres. Incierto confuso que esclarecer busca, que discernir quiere, que volar pretende… Porque entiende que vivir sin son no puede, ni sin voz ni habla del alma, sin oír oyendo, sin mirar no viendo, sin temblar sintiendo que vibrar se puede. Y que el llanto, como el canto a la luna o a la duna…, siempre es hondo como el canto llanto de mi tierra: Sentir profundo tiñendo de atardeceres el alba, cada alba. Haciendo el camino no desde ahora, ni desde ayer siquiera, ni de antes de un instante que comenzara hace una veintena de años. Haciendo el camino desde el primer día, con mi primer llanto, con el andar primero y el primer balbuceo que buscaba ser palabra. Ya entonces despertar no era tan solo abrir los ojos a la vida en este mundo y de este sueño. Bautizado fui en lo sutil y por lo sutil perduro, que maduro cual alma viajera que prender se deja y desprender se quiere del apego más mundano. Y de las piedras que pesar pesan como

A CERVANTES CON HUMOR (DON QUIJOTE Y LOS OVNIS)

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Fotografía tomada de internet, propiedad de Pau García Solbes (Con motivo del cuarto centenario de la muerte de Miguel de Cervantes, que pasara a mejor vida el 22 de abril de 1616). “- ¡Que no son ovnis sino molinos de viento! .  Díjole Sancho al caballero de la triste figura cuando se enfrentó a aquellos gigantes que jugaban con el espacio y el tiempo, y ponían en duda el magín del más renombrado mago o poeta. - ¡Que no son ovnis, sino molinos de viento! . Gritaba una y otra vez desde la atalaya del cerebro izquierdo un escudero rechoncho y asustadizo, más ocupado en devorar quesos y panes que libros de caballería, y mucho menos libros que hablaran de ovnis y de encuentros cercanos. Las escudillas volantes quedaban muy lejos de un Sancho ancho y pancho, ocupado en sobrevivir y no en pensar no fuera que de tanto pensar se le derritiera el seso. Pero eran ovnis, no eran molinos de viento ni gases de los pantanos, ni ingenios volantes al uso de los humanos, ni miedo a reconocer la

EL MAR, LA MAR

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Viento y sol. Agua y fragancia de mar embravecido que aturdiendo espuma desborda agua y salpica de pensamientos tumultuosos su faz cristalina, donde el cielo se mira . Nubes, tormentas. Lluvia que se deja querer por la gran madre que la trajo al cielo y al mundo. Su mar, la mar, el mar de siempre que sin tiempo cuenta el tiempo a la vez que sosiega, pues nunca el mar (ni siquiera embravecido) viene a turbar el ánimo.   Latidos agolpados en segundos que rugen sin abrir fauces, sin cerrar ojos. Millar de tambores y tubas, y chelos, y corazones palpitando en uno solo y en cada uno de los que sienten el mar, la mar. La siembra sin siembra, el cielo al alcance de las manos , ladrón de almas, voz de lamentos. Estrellas que caen sobre la orilla crepitan como brasas sobre el agua. Arrastran arena y piedras, y la espuma estalla. Se acercan y se alejan, meteoros de espuma blanca y tañido de sueños que van y vienen. Espacio infinito. Cobijo de almas que hacen su camino a nado. Maman de sus

IMPOSIBLE NO ES POSIBLE

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Imposible describir, que describo, momentos vividos en la inmensidad más inmediata y en la más interna. Interna por precisa y diluida, donde la mente parece que desaparece porque intensa dilata tiempos en momentos sin tiempo. Imágenes y fragancias, voces y crepúsculos del alma, vuelos a ras del suelo. Y en instantes cobijados por incógnitas inicialmente indescifrables. Imposible por decir algo. Porque palabra es sin sentido que sentido adopta a la luz del ego, que despertar piensa porque dormir quiere. Y que siente que asienta concreciones vanas, como verdades que atontan como alondras que graznar quieren pensando en canciones, no en devociones, que aligeran peso y alas despliegan. Imposible como cierto lamento que indicar indica que el tiempo, sustrato del mundo que caminar quiere midiendo pasos y contando besos, es una cárcel de extraña luz que agosta el rostro y recoge vanidades arrastradas por ríos caudalosos, ríos reos del amanecer y el ocaso. Imposible, palabra desterrada de

NIÑEZ

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Entre atardeceres y alboradas, juegos y risas, y escapadas a caminar caminos entre almendros. Entre gozos y sollozos, como brotes verdes que verde brotan porque la niñez no juega a dejar pasar el tiempo. Así crecimos, entre hojas verdes y secas. Entre cálido viento y viento frío. Entre amores de chiquillos. Libertad vestida de invierno llorando lluvia como ya nunca he visto. Y veranos clamando por besar la mar con los pies y acariciar la arena a patadas. Olas y espuma, playa. Niñez dulce y amarga, y extraña, extrañada por lejana y querida por cercana. Niñez de niños que dejaron de serlo y a hurtadillas recrecen como brotes nuevos sobre troncos viejos. Niñez que nunca se ha ido. Aunque no somos lo que fuimos no he dejarlo de serlo. Niño grande. Adulto nuevo.

AQUELLO EN LO QUE CREO

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Creo en el ser humano, en lo que es capaz de hacer, en su bondad por naturaleza y en su fragilidad ante los fuertes vientos que varían su curso. Un ángel vestido de humano, un humano olvidado de Sí. Creo en el poder de la palabra, de cada palabra y de cada pensamiento. En la consonancia y resonancia de cada emoción vestida de intelecto y de cada pensamiento cubierto de emoción. En la energía que se mueve como el aire y como el aire llega, se respira y se siente, y se concreta en realidades. Palabras y pensamientos, emociones y conmociones conforman la realidad. Creo en el ritmo, en la cadencia que se expresa en los ciclos naturales y que gobiernan desde nuestra fisiología hasta el pulso de nuestras emociones. Pulso y vibración. Latido esencial y cósmico, desde el átomo a la galaxia de galaxias. Creo que la Energía es Conciencia y la Conciencia Energía, en un ciclo constante de alternancia y mutabilidad. Y que la Conciencia está en todo como todo es Energía. Y por ello Y

IMAGINO

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Imagino espacios finitos e infinitos, caudales de tiempos y espacios vestidos de campiñas arboladas, y de cielos relucientes en los que las nubes son vapores animados que adornan el momento presente y juegan a vestir pensamientos de luz. Imagino sueños y despertares, vestidos de sueños lúcidos en los que soñar es vivir y vivir es despertar. Y al despertar el Sol brilla y resplandece, en un día sin noche y sin miedo. Imagino flores que caen del cielo y al caer acarician el aire, y el aire se perfuma. Y al perfumarse besa el alma. Amapolas jugando con azucenas. Y la flor del almendro coronando horizontes.  Jilgueros cantando. Y luz filtrada entre trinos. Imagino que, en cada momento, cuanto sucede acontece haciendo el camino que nos llevará al lugar desde donde el Sol se levanta para alumbrar cada día de cada despertar. Y allí, alzar los brazos y abrir el corazón. Ser como árboles que somos, caminantes que entre cielo y tierra son cielo y tierra, animados por el don de vivir y de ser

EL REY EN LA TIERRA

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Caminaba calle abajo. Parecía un Rey entre mendigos. Un coronado de cresta dorada compitiendo por el espacio entre desaparecidos para Dios. Sin embargo, su deambular incierto escondía un secreto, su real realeza, su entronada señoría. Cuando era un niño jugaba a ser pobre. Nunca supo lo que era gritar en el más absoluto silencio y acallar el murmullo de las tripas, como si el aire fuera su consuelo, su alimento, su único contento. Pero la bolsa nunca estuvo vacía. A menudo se preguntaba cómo podía tener tanto y padecer tanta necesidad a un mismo tiempo. El Rey nunca fue R ey de sí mismo: El aire le era prestado, la luz le era prestada, la misma brisa no obedecía decretos. ¿Y entonces de qué era Rey?. Ah, reinaba sobre tierras y campesinos. Ellos le debían pleitesía. ¿Y la tierra cómo le honraba?. Al final, en el último instante de vida, todos exhalan el mismo aliento, y todos desaparecerán entre la tierra, como si tierra fueran. Más de una vez dejó caer su mirada sobre el ho

FUENTE

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Fuente de aguas doradas que tornan purpureas al amanecer. Y cuando anochece tornan oscuras, como oscuros pensamientos que el viento arrastra corriente arriba. Y corriente arriba claman por liberar recuerdos y cumplir sueños olvidados. Fuente que viste pensamientos de obsidiana, que verde torna con luz acariciante y voz acariciada, que nombra tu nombre y al vestirlo de voz lo enaltece. Fuente de aguas puras, que puras buscan la mar de luz donde el rocío nace y la escarcha enmudece de frío antes del amanecer. Fuente resplandeciente y dicente de murmullos paridos por gárgolas de rocas blancas y grises en suaves torrentes. Y cristales de tiempo lanceados por la luz, que besan la rivera con colores. Luz que luz dispone en fragancias y substancias. Primaveras del alma y vuelos. Y sonrisas sin tiempo que buscan adornar labios y ojos. Luz del vacío y la plenitud. Fuente de la vida.

EL REY

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En su trono el rey reinaba. En su trono gobernaba sobre todo equilibrio. Pues él mismo lo era. Siete gemas brillaban en su corona, como estrellas rutilantes, pues estrellas eran. Y el cielo colmaba sus pensamientos. Sobre roca primigenia sus pies reposaban, losas talladas sobre el primer suelo del primer mundo. Su corazón latía con el pulso del sol, pero pertenecía a la tierra. Se cobijaba en las montañas y llanuras, y vestía de verde las praderas y los bosques. Daba vida a los ríos y a las fuentes. Su corazón era el mundo y por el mundo vivía. En su trono reinaba. Y su trono el mundo era. Su poder era el tiempo. Y su mando voluntad de todo. Su voz trino y rugido. Su mano gesto y puño cerrado. Y su mirada justicia, balanza con plumas y corazones. Su espada, afilada como el tiempo, brillante como la luna llena, tañida para musicar el aire al cortarlo. Acero de luz cristalina atrapada en gotas de rocío. El Rey era el mundo. Y hoy ya no hay reyes.  

ENTRELAZADOS

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Entrecruzados lazos de amores tejidos, entre abrazos sentidos de coraza y corazones. Entrecruzados sueños de temores teñidos, entre sollozos cruzados de atardeceres, y adormecidos. Entrecruzados temores de temblorosos semblantes, entristecidos albores de dolores ciertos y esperanzas rotas. Entrelazados todos.  Y todo cuanto existente es unísono y viviente. Sintiente corazón enorme que palpita en todo y todo contiene.  Y a todos atañe porque tañir tañe al entonar  el canto de la vida. Desde el aleteo más sutil a la tormenta. Desde el niño al árbol. Desde la mar al rocío. Desde lo más lejano y viviente a lo más próximo y cotidiano…, todos somos uno. Crece el bosque porque yo crezco. Nace el árbol porque yo nazco. Susurra el viento porque susurro llantos y corduras, locuras y sonrisas a las nubes. Sigue el río su curso porque mi existir fluye hasta corriente arriba. Sale el sol cada mañana porque cada mañana broto con el alba, y atardezco dejándome caer tras el horizonte. Somos uno.

REFLEXIONES SOBRE LA TEMPORALIDAD

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Es un sueño estar despierto. Y estarlo, el sueño de un sueño vívido y consensuado. Durmientes caminantes acelerando el paso para aprovechar el tiempo. El tiempo…, y a tiempo cabalgamos sobre instantes que se mueven raudos hacia el final de todo, que significa el principio nuevo del viejo mundo en el nuevo tiempo.  Universo desgarrado y luz que se expande. Y tejido que se estira y, en su viraje, traza esferas que dentro de esferas confinan espacios y recrean tiempos inexistentes, incoherentes, trazados en múltiples direcciones, recreadores de millares de historias probables y nunca imposibles. Soñamos en el tiempo y al soñarlo nos sometemos a él. Mas en qué dirección seguir su curso. ¿Acaso lo mejor no es ignorarlo y nadar contracorriente, sea cual sea su rumbo?. Si al final me dirijo, podré retornar al principio?. Principio de todo cuanto es, fin de todo cuanto ha sido, instante presente y permanente de todo cuanto ha sido, es y será. ¿Dónde me encuentro?. ¿Dónde la memoria me instal