HIJOS DE SHAMBALA
Sigo los impulsos... Señales, destellos de la ciudad de la Luz me llegan. Los hijos de Shambala no duermen, al contrario, velan por el esfuerzo de los desfavorecidos y custodian la llama de Luz primigenia, cuidan de mantener encendido el fuego del espíritu y sostenerlo sobre nuestras cabezas. Esta noche dicen estar aquí, observando nuestros pensamientos, sintiendo nuestros colores, armonizando nuestras almas. En la noche de Ragdor, el guardián de la puerta de estas tierras, el sostenedor del umbral de la ciudad de la Luz en estas montañas, los espíritus enaltecen el sentimiento de unidad y de pertenencia para que los huérfanos, los desterrados, los hijos olvidados de la Luz retornen al origen y encuentren cobijo bajo las estrellas, entre las montañas nevadas y lejanas, el lugar donde Shambala es una realidad del otro mundo y de este mundo. Llegan y se quedan entre nosotros, sus presencias se hacen notar; sigilosos pasos, vuelos deslizantes a ras del suelo, como espíritus ligeros