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Mostrando entradas de diciembre, 2015

EL SUEÑO DE ALDEVRÍN

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En Cónclave estaban… No, en Cónclave estábamos. En círculo abierto pero cerrado porque las manos unidas, de largos y finos dedos, eran trenzas de luz emanada de cada uno de ellos. Y entonces dijimos al unísono: ¡Sea!. ¡Y nazca!. Y Aldevrín se hizo hombre. La esfera de luz lo envolvió. Y Aldevrín se hizo hombre. No un hombre cualquiera, sino llamado a ser un avatar. El avatar se llamó Joshua. Y Joshua caminó. Al caminar, las flores crecían a su paso. Y su paso no era lento, sino armonioso y dinámico. Su voz templada como el acero fino, el de cristal que usan los elfos para armarse y alejar a las sombras. Al dormir Joshua era de nuevo Aldevrín y se volvía aéreo, espigado de finas formas sutiles. Y al despertar, caminaba de nuevo. Un día Aldevrín abandonó el mundo. Su cuerpo humano y terrenal se detuvo para siempre. Y Joshua dejó de ser lo que siendo no era realmente, un sueño de Aldevrin caminando entre niños, entre flores, entre ríos de rosas y caos, entres truenos y relámpagos, y

MIL VIDAS EN UNA SOLA

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En qué pensar cuando el tiempo pasa y descubres que una vida se resume no solo en el instante presente, en el que todo está contenido, sino además en el recuerdo. Mil historias vividas no por mí mismo en mi propio sendero, sino en el sendero y las vidas de ancestros que fueron, antes que yo mismo, pasto de la existencia. Vidas completas sin las que nada soy. Y el recuerdo se convierte así en mil vidas vividas en un instante, en mil vidas vividas en una sola, en un segundo que contiene el principio y fin de un millar de nacimientos y feneceres. Vivir, en parte, es recordar y es parte además del recuerdo. Qué puedo pensar si, al echar la vista atrás, descubro que sin ellos no habría existencia posible, que me legaron la vida, que otros fueron antes que yo para legarme un espacio y un tiempo por descubrir, y pasos que son míos pero que siguen huellas que otros dejaron. Y por ello debo honrar su memoria. Entonces me digo a mí mismo: El tiempo no es otra cosa que el camino an