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Mostrando entradas de julio, 2013

QUÉ SERÁ DE NOSOTROS

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Más allá de los árboles..., de las copas de los pinos, del aire que cruje entre sus ramas, del pájaro que aletea cantando dando color al susurro del viento. Más allá de las olas..., lejos de donde el mar crepita entre las piedras, lejos de donde su sonrisa se vuelve cruento estallido y rumor que se acerca y que se aleja. Más allá de las nubes..., donde el sol rompe el cielo azul, donde las estrellas salpican la infinita oscuridad, desde donde nos miramos y nos miran ojos de luz como luciérnagas sin nombre. Más allá está la esencia de vivir, la brillante pupila del ojo que todo lo ve, del ser que no juzga ni se empaña porque al caminar descalzo el dolor de vivir le ha robado la alegría de vivir. Más allá de todo esto somos todo esto confundidos con el hálito cósmico que anima la existencia, con la luz que brilla en el alma de cada instante y de cada sonrisa del tiempo, de cada paso que damos en el camino que somos y hacemos. Más acá de los árboles, de las ola

AUTOCONOCIMIENTO: AFÁN DE PROTAGONISMO

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Yo soy el afán de protagonismo, el freno de la evolución personal. Fiel y directo aliado del ego mi misión consiste en hacer resaltar “el yo”, fomentar la individualidad y cegarme para no ver más allá de mi ignorancia. Nada hay por encima de mí. Por eso nadie tiene la verdad..., salvo yo. Por eso nadie está realmente en el camino..., salvo yo. Lo cierto es que no hay más Maestro que yo. Yo soy la negación de lo auténtico, la oveja negra de la Totalidad. Quien me cultiva se deja seducir por la vanidad, la soberbia y la intolerancia. ¡Que cómodo me siento como dueño y señor de la verdad!. ¡Cuánto brillo y deslumbro!. Mas algún día caeré de mi caballo y, cuando así sea, tendré que aprender a caminar por mí mismo, pues es así como verdaderamente se hace el camino y no a lomos del yo. Yo soy el afán de protagonismo. Me anuncio en los periódicos. Me dejo llamar Maestro. Quien a mi puerta llama se cierra todas la

COMPARTAMOS LA CARGA

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Compartamos la carga... Pesa tanto el mundo si sobre los hombros lo llevo y en él se recuestan miedos y miserias, dolor y enfermedades, caminos desandados y fuentes de agua cristalina que se secaron. Compartamos la carga... No me dejes en mi soledad, préstame una sonrisa y que el viento libere así mis pensamientos y los lleve al país de los sueños maravillosos. Compartamos la carga y hagamos juntos el camino, quizá descubramos que sólos no caminamos y que cada cual es portador de un misterio, de su propio misterio, que es el tuyo, que es el mío, el misterio de ser todos el mismo y de no haber pena que no se diluya con amor. No dejes que el dolor del mundo, que mi dolor, se convierta en una gran herida que cae sobre mis hombros y que a cada paso me acerca más al suelo porque con ella no puedo. No me dejes caer en el camino y comparte mi peso con el tuyo, el tuyo con el mío, porque en ti me duelo y en ti me alegro, y en ambos nos regocijamos en el pleno hecho de v