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Mostrando entradas de marzo, 2012

SIEMPRE HAY UN MOMENTO

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Siempre hay un momento para reflexionar. Siempre hay un momento para detener el tiempo y vivir el ahora, cerrar los ojos y abrir el corazón, inspirar suavemente y acompasar tus latidos con el de la naturaleza, tus ritmos con el ritmo de las nubes, con el del viento que susurra en las ramas, con el trino del pajarillo, con el de las flores que en esta primavera comienzan a brotar... Siempre hay un momento para volver la vista adentro y vernos en la Luz que somos . Tómate tu momento cada día, aunque sea un minuto de este tiempo escurridizo y frenético en el que creemos. Tómate un minuto, aunque estés en mitad del asfalto, y mira las nubes, mira los árboles, mira al cielo, sigue el vuelo de las golondrinas y de los vencejos. Detente en tu caminar y contempla, verás cómo todo se detiene en ti. Aunque sea un minuto por cada día, porque recibirás un alimento que necesitas. Tómate tu tiempo para detener el tiempo. Envejecemos porque hay partículas que transitan por nosotros de forma ciné

DE ESFERAS Y UNIVERSOS

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Una visión humana y global, cósmica, y desde luego también trascendente, es inevitable. Somos individualidades inmersas en la magnificencia de una totalidad cósmica que en sus fenómenos más pequeños y en los más grandes nos afecta, nos determina a diversos niveles. Y, sobre todo, como totalidad, nos acoge.  Somos las estrellas. Somos el agua y los átomos. Somos los árboles y el viento. Somos el Todo en nosotros. Así que lo que nos parece lejano e inconmensurable es realmente próximo y comprensible a nuestro nivel. Lo que no abarcamos nos abarca en la perfección de lo que somos de lo pequeño a lo grande y de lo grande a lo pequeño. Por esto nunca he podido resistirme a la tentación de perderme en los espacios infinitos y explorarlos desde mi aquí y desde mi ahora, como si los fenómenos cósmicos estuvieran tan vinculados a mí que me resultara realmente inevitable no ya referirme a ellos, sino valorarlos, imaginarlos, explorarlos a algún nivel, al nivel de los exploradores de l

ALEJANDRÍA..., EN MI CORAZÓN

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Por las tardes, antes de la anochecida, gustaba de largos paseos por la orilla... Las olas me salpicaban el rostro, y mis pies descalzos, acariciados por la blanca espuma, trazaban caminos, hilos de luz sobre la arena que se perdían en un momento. En mis largos paseos por las bellas playas de Alejandría, el sol poniente me ayudaba a soñar y la brisa me traía aromas de tierras antiguas y olvidadas más allá de las columnas de Hércules e historias de navegantes que oyeron el canto de las sirenas, o que se enfrentaron a poderosas galernas. Y al mirar al sur, a mis espaldas, soñaba con las tres montañas de piedra, con océanos de arena, y con el río de vida que dibuja su silueta en el cielo estrellado, el que serpentea entre las dunas, el que bañó de conocimiento a la más grande civilización jamás habida. Aquellos paseos en soledad a la atardecida de cada día fueron mi fuente de inspiración, el bálsamo que necesitaba para aquietar mis pensamientos y mis incertidumbres. Y aquél mar,

SOBRE LA EXTRAÑA REALIDAD DE LO QUE SOMOS

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Playas de Benajarafe (Málaga), 28 de febrero de 2011, a las 14.08h Cada vez que pienso y repaso mis pensamientos, los propios y los ajenos. Cada vez que echo la vista atrás, o contemplo los sucesos del ahora ocurridos en los límites de la realidad... creo más en el ser humano, en mí mismo, como una entidad pluridimensional que, con la conciencia de ser adormecida, pero con la conciencia de estar activada, vivimos tan sólo en una pequeña fracción de lo que somos. Detalle, en ampliación, de la imagen anterior Estamos aquí, en este mundo, más bien en este medio mundo, creyéndonos finitos, limitados, humanos y terrestres, constreñidos por el espacio y el tiempo... o por este espacio y este tiempo. ¡Qué lejos está la realidad de todo esto!.  Lo cierto es que cada vez estoy más convencido: somos terminales, laparoscopios, sondas, “androides orgánicamente humanos, sensibles y energéticos con capacidad para tomar conciencia de sí". Pero ciertamente, nosotros, lo que somos re

LA GRAN OPORTUNIDAD (y IV)

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DIA ÚLTIMO (DE LA UNIDAD ENTRE LOS SERES) Aún no me había desperezado del todo cuando el batir de unas poderosas alas atrajo mi atención. Era la Hermana Lechuza que, madrugadora, se acercó hasta mí. -          “Buenos días, Hermana Lechuza” –dije adelantándome en el saludo-. -          “¿Sabes –me contestó- qué implica desear buenos días?. Implica desear ritmo, cadencia, armonía…, ya que todo se sucede de una forma pendular en la sinfonía de la vida. Desear buenos días implica desear felicidad, y conciencia (que la conciencia te permita comprender y trascender para ser feliz). Desear buenos días implica desear lo mejor, lo más apropiado para tu evolución, para tu mejoramiento personal. Yo te deseo, en el sentido de lo expresado, buenos días.” -          “Deseo lo mejor para ti Hermana Lechuza.” -          “No solo debes desear lo mejor para mí. Desear lo mejor para uno es desear lo mejor para todos, ya que somos el mismo . Por eso tú y yo tenemos un comp