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Mostrando entradas de febrero, 2010

EL GUERRERO DE LA LUZ: EL ENEMIGO

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Un día, justo el día en el que el día y la noche se igualan, el guerrero de la Luz se sentaba plácidamente en el umbral de su casa. Al poco sus enemigos comenzaron a pasar ante él. Primero el de la larga capa, de manos grandes y largas uñas. Después, el de los cuernos rugosos y retorcidos (es el que tiene un solo ojo para verlo todo). Más tarde, con paso lento y marcial, el del perfil afilado y los ojos de gato. Todos pasaron ante él, y dejaron ver una mirada esquiva y traicionera. Ninguno de ellos lo miró de frente clavando sus ojos en los suyos. Y el guerrero de la Luz dijo hacia sus adentros: El día que mi enemigo enfrente sus ojos a los míos podré mirarlo en su interior, y entonces sabré cuán poderoso es y si, en verdad, es mi enemigo, no sea que sin verlo en su interior realmente se trate de mí mismo. Y siendo yo mi peor enemigo me confunda y piense que mi enemigo es de fuera, y libre una batalla en el mundo cuando ha de ser en la conciencia. Y se dijo también: No hay

ALCIONE (II)

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La primera señal tardó en hacerse sentir. Todos estábamos en alerta. Durante el primer día del primer tiempo, en los primeros instantes, la confusión se hizo patente. En el inicio de la rueda del tiempo, antes de cumplir su primer ciclo, la materia desligada de tiempo existía bajo la forma de un tejido ampliamente difundido por el espacio de tres dimensiones. Pero, de una forma coherente, nosotros no podíamos deshabilitar un proceso natural aunque perverso en la inmediatez. Porque las primeras experiencias que permitieron cohesionar tiempo y espacio dieron lugar a perversas manifestaciones, accidentes en los que el tiempo comenzaba a discurrir en múltiples dimensiones de un mismo espacio y a generar paradojas interminables e imprevisibles. Parecía como si la tendencia de la hibridación entre espacio y tiempo no fuera otra que cubrir cada posibilidad del universo en un punto en concreto. Pero el final siempre era el mismo: un continuo e imparable ciclo de inicio y finalización, y despué

AUTOCONOCIMIENTO: EL EGO

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Me muevo en la frontera. Como un funambulista sobre el fino hilo que separa dos mundos, camino esforzándome por mantener el equilibrio. En la percepción, y en la vacuidad, está la clave. A caballo entre la realidad del Ser y la contundente inexistencia de la personalidad, que se aferra a lo que en verdad Somos queriendo perdurar, ahí es donde permanentemente nos debatimos en el día a día. Y, en esa pugna por verdaderamente SER, la re-educación del ego ha de imponerse. La personalidad no es ni tan siquiera la sombra del SER, pero se autoidentifica como estable, perenne, perdurable y auténtica. Y cuando intentas combatirla, pulirla y clarificarla, abre sus fauces y muestra los dientes defendiendo ferozmente su existencia, su derecho a perdurar en el convencimiento de que, aun no siendo, ES. Y esto forma parte del fuerte anclaje que tiene en la mente, en la hermana pequeña de la conciencia, la hermana que, por demás, permanentemente quiere asumir el papel que no le corresponde. P

AUTOCONOCIMIENTO: EL CONTROL DE LA MENTE Y LAS EMOCIONES

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¿A dónde vas caminando en varias direcciones a la vez?. En el roce con la vida, en la cotidianeidad de los días y las noches, tu mente no puede estar en manos de más de un dueño, no puede ser sierva de tres señores. Tu mente, y el camino que te traces, han de ser uno. No puedes subir a la montaña, bajar al valle, andar un sinuoso sendero, y hacer un camino recto. Si no aquietas la mente y le ofreces un destino claro divagará, se perderá, no encontrará el camino correcto. No puede tu corazón sentir una cosa, a la vez que tu mente piensa otra y tus pies caminan hacia otro sitio. No se pueden seguir varios senderos a la vez. No se puede ser siervo de más de un señor. Tienes que controlar tus pensamientos. Tienes que controlar tus emociones. Tienes que trazarte un único objetivo, y seguirlo. Tienes que asumir tu personal compromiso con la Conciencia, con tu sendero hacia el Despertar. Y esto solo puede hacerse siendo UNO. Del valle a la montaña, de la montaña a las nubes, de las nubes a la

UNA EXPERIENCIA CON LOS CÍRCULOS DE LOS CEREALES

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La extraña singularidad que suponen los círculos de los cereales está fuera de toda duda; sobra valorar teorías que vengan más que a explicar a sugerir calma básicamente porque todo cuanto acontece en el mundo debe tener lugar en el contexto de lo conocido y previsible. Los círculos de los cereales son pues, para mí, una extraña singularidad que nos viene a recordar que vivimos en un mundo fantástico y desconocido del que participan factores, elementos, que escapan momentáneamente quizá del control del hombre y de su ciencia. Sabemos que no todos los círculos son “auténticos”. Pero también sabemos que “los otros”, forman parte del universo inexplicado. Me topé con este fenómeno hace unos quince años. Sin haberlos visto nunca en vivo y en directo la experiencia de un buen amigo con los círculos fue para mí demoledora y, al mismo tiempo, reveladora. Agustín Amaya, mi amigo, estableció una extraña y desconcertante relación. Los círculos irrumpieron en su vida incluso mucho antes que é

SUEÑO DE ÁGUILA

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Anida un águila en mi corazón que, de vez en vez, se escapa y vuela, y compite con las cumbres escarpadas, y con las nubes. Que sueña en deslizarse entre los vencejos cuando observa su raudo y multitudinario vuelo. Es un águila que expande sus alas desde mi pecho y se llena de mí, transformándome, vistiéndome de plumas invisibles que me ayudan a sentirme ingrávido y sereno, al tiempo que me alejo del mundo y lo miro desde las alturas; comprendiendo y sintiéndome más allá de toda historia, de todo llanto, de toda ignorancia, y de cada sueño donde despertar signifique morir. Son las alas del águila que vive en mí, la de los ojos penetrantes, capaz de distinguir desde el cielo la sombra de la brizna de la misma brizna, el canto de las aves del lamento del viento. Así me siento: El águila vestido de hombre. El hombre que sueña ser águila.

EN LA LUZ

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En la Luz, todo lo que acontece sucede en la Luz. Porque en la raíz de cada pensamiento, de cada acción, de cada susurro del viento... la Luz, y solo la Luz, anima cada pretexto de la Vida para buscarse a sí misma. Decía de sí mismo el Viajero que, a cada paso, en cada mirada, la sonrisa del Ser se expresa en complicidad con nuestra capacidad para comprender y no ver, para ver y no entender. Pero siempre, hagamos lo que hagamos, y lo hagamos como lo hagamos, nacimos en una lejana estrella que participa del orden, de la causa y del efecto de la Luz y de su desenvolvimiento en el Cosmos. Por eso somos Luz, aunque no lo recordemos.