UNA VIDA NORMAL

“Una vida normal...”, tuve que reírme ante la expresión de mi compañera, la mujer con la que comparto el camino. “¡Dios mío, tengo una vida normal!”..., dijo. De inmediato tuve que reírme...., sonreírme mas bien y adoptar un semblante de clara ironía que conspiraba con la realidad más cotidiana pero más diferente. ¿Porque sabéis cómo es la vida “normal” a la que se refería?. No pude contener una sonrisa porque en la última semana habíamos retomado la historia de la síndone de Noalejo, recapitulado y vuelto a tomar contacto con la historia de un prodigio del Renacimiento que tuvimos la oportunidad de descubrir hace ya siete años que plantea muchas incógnitas... y que tiene implicaciones realmente sorprendentes (sobre ella hemos elaborado un minucioso trabajo que esperamos vea la luz algún día). Y porque un día antes volvimos a encontrarnos en mitad del universo absurdo de fenómenos paranormales que parecen (sólo parecen) no tener pies ni cabeza y que conocemos con el nombre de polterg