EL GUERRERO DE LA LUZ: EN EL CAMINO

El camino se abrió en dos. Y cada camino era una opción. El diestro conducía al pasado. El izquierdo le llevaba al futuro. Ante el Guerrero de la Luz se desplegaron un sinfín de posibilidades. Caminar al pasado le daría la oportunidad quizá de librar batallas que no libró, o afrontarlas de otra manera, o no librar alguna de las que acometió. Caminar al futuro le abría también todo un mundo de posibilidades, pues lo incierto se haría cierto. Y la experiencia acumulada sería la consejera de sus nuevos sueños y la que librara quizá la batalla del momento. Un árbol buscaba el cielo donde el camino se partía en dos, como un pincel que buscara dibujar nubes. El sol, justo en lo alto, le robaba la sombra, como si quisiera significar que erguido en busca de su propio destino la sombra no era ni siquiera un sueño, ni mucho menos su enemiga, pues su sombra y su luz parecían fundirse en una sola cualidad del alma. Contemplando el mar de opciones que ante él se mostraba una paloma blanc