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Mostrando entradas de mayo, 2014

SOY LA LLUVIA

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Yo soy la lluvia que riega los campos, que baja del cielo, del hogar más alto y ligero. Soy el clamor de grandes torrenteras,  de aguas dulces y serenas,  de sed que no se apaga,  de trigos y trigales que se colman de aguas y de sueños que sosiegan,  que despiertan y adormecen lo que tocan,  que acarician como labios que sonrojan  con sus besos el corazón del hombre y el alma de la vida,  que se esparce por caminos y por montes,  por miradas y por manos que se unen y se aman como hermanos de la vida y de la senda. Soy el canto de mil estrellas,  gotas de luz en las alturas,  suspiro de la vida,  agua pura y cristalina,  simiente de un mundo verdadero que renace cada vez que se ilumina.  Y en los ojos del mundo refleja conocimiento y conocido, viviente y vivido,  río y vida, mar y sitio donde beber es alegría. Y alegría… lluvia que baja del cielo, del hogar más alto y ligero. Soy la lluvia.

EN LA SOLEDAD

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En la soledad el tiempo se para. No en la soledad del momento elongado y la mirada triste. No en la soledad de la lágrima y el suspiro. En la soledad de ti mismo contigo mismo. En la soledad de la plenitud del vacío y de la vacuidad de todo. En la soledad el tiempo se detiene y la brisa del mar no acaricia tu mirada, la mirada está vertida hacia dentro. Y entonces la brisa no acaricia, la brisa eres tu. En la soledad.  No en la soledad compartida.  No en la soledad del desierto.  No en la soledad del agua tibia que conforta, sino en la soledad de la grandeza más absoluta y limpia. Ni siquiera en la soledad del guerrero, sino en la soledad de aquél y aquello que está más allá del guerrero.  Es la soledad de lo que no tiene nombre, porque con nombre no puede expresarse ni en nombre contenerse. No es la soledad del sólo, del lobo que aúlla al sol de la noche, del témpano de hielo que flota en la inquieta planicie del mar. No en la soledad de la

A CORAZÓN ABIERTO

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Mis manos..., sólo tengo mis manos… y el semblante que la vida ha forjado a risa y llanto, a primavera y sol abrasador…, desde el inicio de mis días. Sólo tengo mis manos, mis historias..., caminos emprendidos…, búsquedas y temores..., ilusiones como flores, mis sombras y mis luces, mil preguntas y algunas respuestas... Sólo tengo mis manos..., el tiempo transcurrido y el que me queda. Y los pasos dados para ser un buen compañero, un buen padre, un buen hombre, un buscador sincero… Sólo esto puedo ofrecer a aquellos que la vida convirtió en mis hijos e hijas y ahora se defienden de este mundo dando sus propios pasos... ¿Que verán de mí al echar la vista atrás?. ¿Qué encontrarán en sus manos al mirarlas, fruto de lo que salió de las mías?. ¿Entenderán mi esfuerzo y mi empeño por estar despierto a la vez que era padre?. ¿Entenderán, sencillamente, mi humanidad?. Sólo tengo mis manos y la faz de mi corazón, y los intentos por convertir en luz sus días y sus noc