Playas de Benajarafe (Málaga), 28 de febrero de 2011, a las 14.08h |
Cada vez que pienso y repaso mis pensamientos, los propios y los ajenos. Cada vez que echo la vista atrás, o contemplo los sucesos del ahora ocurridos en los límites de la realidad... creo más en el ser humano, en mí mismo, como una entidad pluridimensional que, con la conciencia de ser adormecida, pero con la conciencia de estar activada, vivimos tan sólo en una pequeña fracción de lo que somos.
Detalle, en ampliación, de la imagen anterior |
Estamos aquí, en este mundo, más bien en este medio mundo, creyéndonos finitos, limitados, humanos y terrestres, constreñidos por el espacio y el tiempo... o por este espacio y este tiempo. ¡Qué lejos está la realidad de todo esto!.
Lo cierto es que cada vez estoy más convencido: somos terminales, laparoscopios, sondas, “androides orgánicamente humanos, sensibles y energéticos con capacidad para tomar conciencia de sí". Pero ciertamente, nosotros, lo que somos realmente nosotros, no estamos aquí. Operamos desde otra realidad. Y desde esa otra realidad nos contemplamos a nosotros mismos en el trabajo cotidiano, mundano, terrestre del siglo XXI, que desarrollamos como individuos que, en verdad, creen que son lo que perciben de sí mismo, y lo que idean de sí mismo.
A lo mejor, o a lo peor, hablo más de la cuenta, pero formamos parte de una civilización tecnológica, cósmica y dimensional, con un alto nivel de control del espacio-tiempo que hemos depositado en este mundo, por una causa que aún busco comprender en su totalidad, una suerte de “replicantes”, disminuidos por limitados sensorialmente (nosotros), a los que custodiamos, controlamos, monitorizamos, desde una continuidad espacio-temporal donde realmente estamos con plena conciencia de lo que somos con respecto a lo que somos aquí. Es como si yo, y tú, lo que aquí en este mundo somos, física, orgánica, psicológicamente, fuéramos una creación hecha y puesta por nosotros mismos, operando desde un nivel superior, diferente, ampliado, físico (aunque sin duda a otro nivel), tecnológico y avanzando, desde el que controlamos, seguimos, supervisamos, nuestros pasos, nuestra vida. Y desde donde nos enviamos información, formación, impulsos, frecuencias, ondas...
No sé si me explico suficientemente, o si hablar de esta sobrada manera me traerá más incomprensión que otra cosa..., o si estaré sencillamente equivocado, o si estaré confundiendo la forma con el fondo, o si la pista que ahora sigo será inconsistente. Pero te la ofrezco a ti, para que pienses sobre ella, para que mires a la lejanía de ti mismo y a tu proximidad más íntima a ver qué sientes cuando piensas en ello.
La conciencia sigue siendo un misterio, quizás esa doble espiral de ADN que tenemos en funcionamiento tenga hermanas aún dormidas que puedan ser la clave de lo que hemos sido, somos y seremos.
ResponderEliminarFernando Ortiz.
Desde luego, Fernando. Para mí, "lo humano", lo estructural y orgánicamente humano, es un "modelo" extendido por el universo y que en nuestro mundo para nada desarrolla las potencialidades que contiene. Y ese modelo, común a numerosas civilizaciones,nos emparenta entre todos porque quizá, en origen procedemos de un tronco común.
ResponderEliminarBajo mi punto de vista, una parte importante de la clave que se esconde en lo que conocemos como fenómeno ovni radica en lo siguiente: nosotros somos ellos.