HIJOS DE SHAMBALA



Sigo los impulsos...
Señales, destellos de la ciudad de la Luz me llegan.
Los hijos de Shambala no duermen, al contrario, velan por el esfuerzo de los desfavorecidos y custodian la llama de Luz primigenia, cuidan de mantener encendido el fuego del espíritu y sostenerlo sobre nuestras cabezas.

Esta noche dicen estar aquí, observando nuestros pensamientos, sintiendo nuestros colores, armonizando nuestras almas.
En la noche de Ragdor, el guardián de la puerta de estas tierras, el sostenedor del umbral de la ciudad de la Luz en estas montañas, los espíritus enaltecen el sentimiento de unidad y de pertenencia para que los huérfanos, los desterrados, los hijos olvidados de la Luz retornen al origen y encuentren cobijo bajo las estrellas, entre las montañas nevadas y lejanas, el lugar donde Shambala es una realidad del otro mundo y de este mundo.

Llegan y se quedan entre nosotros, sus presencias se hacen notar; sigilosos pasos, vuelos deslizantes a ras del suelo, como espíritus ligeros de pies invisibles, pero sostenidos por el aire que respiramos. Son los hermanos de Ragdor, sus consejeros, sus ayudantes, los que transmiten el aliento, y la esperanza, y la motivación. Vienen a decir que no estamos solos, ni olvidados, ni abandonados, que velan por nuestro destino y por aquello que nos hace crecer aún a pesar del escepticismo que produce el dolor y el desaliento.

Me llegan ecos de palabras susurradas: adelante, para siempre, en el camino, con la fuerza, en el tiempo, desde lejos, para vosotros...
Dicen que alimentan nuestros sueños y que afinan la melodía de nuestro espíritu, y que lo mecen cuando la mente se aquieta y se apaga. Y que entonces hacen de nuestra mente su mente, y de sus pensamientos los nuestros.

Dejan caer luces de colores sobre esta casa, y sobre los que esta casa cobija. Y sonríen placenteros porque se sienten escuchados. Me recuerdan que no nos olvidan, y que nos sienten cuando los sentimos y aún cuando ni los imaginamos. Dicen que la Luz es el estado natural del hombre, y que todo aquello que la extinga o la haga pasar desapercibida forma parte del gran engaño al que la percepción y la mente nos someten. Y que por eso, y porque somos hijos de la Luz, debemos cuidar nuestros pensamientos tanto como nuestras acciones, pues estos a veces son tan contundentes como ellas, tienen tanta capacidad para herir como un hecho consumado. Y que, por lo tanto, desde que iniciamos el día hasta que lo damos por concluido debemos cuidar nuestros pensamientos, la forma en la que pensamos, lo que hacemos con ellos.

Y ahora, sabiendo que el mensaje ha llegado, ellos deciden marcharse porque consideran que su presencia ha cumplido el cometido trazado. Pero volverán.


Shambala, Cojáyar, 22 de marzo de 2009, a las 02.33h

Comentarios

  1. SALUDOS AMIGO MIGUEL ANGEL MUY INTERESANTE TU WEB.CRONICAS DE SHAMBALA.SIGUE CRECIENDO EN LA LUZ.DESDE NEW YORK.
    VICTOR SALAZAR.
    victorsalazar144@yahoo.com
    BLOG: CABALLEROS DE LA ORDEN DEL SOL
    http://caballerosdelaordendelsol.blogspot.com

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  2. Realmente pones un punto más de luz, con este relato que va tan ligado a los días en que estamos. Yo no soy creyente, pero es bastante bonito imaginarse esos seres de luz que tan bien defines...quién sabe!
    Se cumple en mí una situación (quizá) paradójica donde pese a no ser creyente en un Dios creador, no descarto, entre científico o místico, que al ser materia (pues todo lo es), esa venga de una fuente de luz; como la que tú mencionas.
    Un abrazo, y nos vemos en el camino.

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  3. Gracias, Victor, por tu comentario.
    Un abrazo fuerte y grande. Y gracias por estar ahí.
    Nos vemos en el camino.

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  4. Muchas veces, Utopazzo, es cuestión tan solo de perspectiva: ser materia o ser energía, al final solo depende de dónde depositemos la mirada (si en un estado o en otro). Pero al definir también nos definimos, como posiblemente en algún momento el propio universo ha debido definirse como lo que es, desde su origen, durante su desarrollo y en el futurible final del mismo. A nosotros solo nos queda la posibilidad de intentar penetrar sus secretos con los instrumentos que poseemos. Si usamos un telescopio veremos luces suspendidas en la infinitud o en la finitud del cielo. Si usamos el corazón las estrellas se transforman en mundos quizá o no habitados, pero poseedores de un destino y una función. El equilibrio entre ambas visiones es quizá el justo medio.
    La óptica de la mente y la óptica del corazón no son incompatibles, ni mucho menos excluyentes, sino que deben complementarse. Y así, el universo no será tan solo una vasta extensión poblada de planetas, estrellas o galaxias, sujeta a leyes a veces convulsas, sino fuente de inspiración, un crisol donde la vida y la energía se conjugan de magistral manera para crear y destruir mundos, un lugar que se presta a ser mirado y admirado para sentirnos pequeños, pero cósmicos.
    Un abrazo, amigo.
    Gracias por estar ahí.

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  5. Muy interante me hizo recordar cierta vivencia en el astral, con el maestro Guardían. Salud

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  6. Maravilloso!!!! y tu comentario tambien!!!!!!! Un abrazo en la Luz de colores!!!!!!!!!!!!! Tengo ganas de veros!!!!!!!!!!!!!!!! a ver si quedamos un diita.. Luz

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