CUANDO MIRO AL CIELO ESTRELLADO

"Los senderos del arcoíris", mi ópera prima.



Cuando miro al cielo estrellado me embriago con la luminosa belleza de sus perlas de vida. Sigo el curso de la Vía Láctea. Observo el vuelo del Águila, la danza del Cisne, los pasos seguros de la Osa Mayor. Busco mi norte en la estrella Polar.

Cuando miro al cielo estrellado me recreo viendo despuntar por el horizonte la amarilla belleza de Rigel, arrastrando a Orión. Quedo embelesado cuando el gran perro asoma su ojo de luz por la preciosa ventana de Sirio, la más hermosa de las estrellas.

Cuando miro al cielo estrellado mis ojos buscan y encuentran las Pléyades, siete veces bellas por sí mismas, signo de interrogación hecho de puntos de luz.

Mi mirada se pierde entre la parpadeante infinitud y mi noche interior se mezcla con la noche cósmica que contemplan mis ojos.

Cuando miro al cielo estrellado y millares de ojos me miran, y millares de ojos contemplan mi mirada, me pregunto dónde estará mi hogar verdadero, qué estrella esconderá el secreto de mi casa, qué resplandeciente sol albergará la semilla primigenia de mi espíritu.

Y yo me siento extranjero en un mundo hermoso que me acoge como a un inmigrante cósmico llegado de las estrellas en son de paz para tomar conciencia, para recuperar la memoria perdida, para contribuir al equilibrio planetario, para dejar un legado escrito.

¿Cuándo reconoceré entre tantas estrellas la cuna que nos vio nacer a mis hermanos y a mi?. ¿En qué recóndito rincón de la galaxia te escondes?.

Presiento que la respuesta a tan singular secreto está en la primigenia memoria perdida.

¿Cómo recobrarla?. ¿Cómo rescatar del olvido lo que soy, sin perder el perfil de lo que ahora soy o quizá difuminándolo en la transitoriedad de mi personalidad humana?.





 (De  "Los senderos de arcoíris", de próxima aparición en formato digital. Con portada e ilustraciones de J.M. Díaz Guerrero)








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