A UNA MISMA VEZ





Cuántas cosas soy a una misma vez. Cuántos elementos o fragmentos, pensamientos, sentimientos, ornamentos de momentos de intentos fraudulentos (o sinceros alzamientos) ante el miedo o el talento, sin aliento, de los locos descontentos que no encuentran alimento para la psique, el pensamiento, un mundo en crecimiento (como crecen los fragmentos de cristales rotos por lobos cruentos que no aúllan, porque las oscuridades del alma les pertenece).

Cuántas cosas soy, sin serlo, a una misma vez: El llanto y el canto, el tenor y la campana, el cuenco cantor y la guitarra, los dedos del pianista y el propio piano, la cuerda tensada y el artista, lo mejor de un momento y el propio momento, la luz a simple vista y el Sol radiante hacia dentro.

Siendo todo no soy ello. Si no soy lo que comprendo, ni comprendo lo que soy, cómo armar un pensamiento de contento, sin lamento, sin fragmentos, ni elementos, ni ornamentos de momentos tan intensos como el viento distanciado de su propio lamento (lo arrastra y lo deja siendo incierto pensamiento de sí mismo..., y en el tiempo).

Cómo ser lo que no soy. Si todo soy y no soy nada, y vivo en todo, y en todo nada (porque nada a fin de cuentas soy): Yo soy nada. Y nada soy sin sonido ni palabra.







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