IMAGINO



Imagino espacios finitos e infinitos, caudales de tiempos y espacios vestidos de campiñas arboladas, y de cielos relucientes en los que las nubes son vapores animados que adornan el momento presente y juegan a vestir pensamientos de luz.

Imagino sueños y despertares, vestidos de sueños lúcidos en los que soñar es vivir y vivir es despertar. Y al despertar el Sol brilla y resplandece, en un día sin noche y sin miedo.

Imagino flores que caen del cielo y al caer acarician el aire, y el aire se perfuma. Y al perfumarse besa el alma. Amapolas jugando con azucenas. Y la flor del almendro coronando horizontes.  Jilgueros cantando. Y luz filtrada entre trinos.

Imagino que, en cada momento, cuanto sucede acontece haciendo el camino que nos llevará al lugar desde donde el Sol se levanta para alumbrar cada día de cada despertar. Y allí, alzar los brazos y abrir el corazón. Ser como árboles que somos, caminantes que entre cielo y tierra son cielo y tierra, animados por el don de vivir y de ser conscientes de ello.

Imagino espacios tejidos de momentos en los que las cicatrices se convierten en ríos caudalosos de verdes márgenes. Y las lágrimas son gotas de rocío. Y el llanto lluvia. Y el temor gozo. Y la tristeza alegría. Y no hay más hambre que avidez de vivir y de volar a otros mundos dentro y fuera de lo que somos.

Así será porque nada imagino que no exista o pueda existir.









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