DE SUEÑOS Y MIRADAS




Suavidad..., en los gestos, en la mirada, en la palabra, al caminar, al descender al valle y subir a la montaña, al soñar despertares y vivir sueños de madrugada...

Cada gesto del alma en su tránsito planetario acaricia a la vida, tersa y suave como la mar acariciada por la faz del cielo en calma. Y nosotros, resplandores entre nubes y entre nubes alboradas.

Brisa que besa los corazones, sonrisas bañadas por vuelos de gorriones enmarañados en torno a un ciprés paciente que busca el cielo. Y la tierra en calma. Y el azul que todo lo cubre se baña de miradas. Hermanos que vuelan trinando colores, primaveras cantadas.

Sonríe el sol a las nubes. Suspiran estas porque el viento trae recuerdos e historias que nunca fueron, y voces sin rostro que sin rostro tejen vanidades que se disiparon con la aurora. Y cantos que despertaron corazones adormecidos porque tiempo era de dormir y despertar amaban. Soñadores...

Al bajar a la rivera y posar mis dedos sobre la piel de agua que nace donde apenas acaba, vestido de mar y olas solloza de alegría contenida el alma del poeta que en mí habita. Y allá me veo, compartiendo el rugido de la mar en calma y el silencio que las rocas rompen al besar el agua. Y así voy sin volver. Y sin volver me marcho. Camino sin andar. Y sin andar senderos hago desde la vida a la mar y desde la mar al alba. Y eso soy. Y soy ello: Amanecer dorado y rojo atardecer.





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