CLARO ESTÁ QUE NO ESTÁ CLARO



Claro está que no está claro si en el mundo caminado y vivido entre zarzas y amapolas como olas, rojas almas de certezas que se ciegan con la aurora…, la flor más sorprendente es tumulto o es la fuente. Si el silencio más callado es concierto o es hablado por la voz más silenciosa.

¿Quiénes somos que hacemos las veces de torpes ignorantes que calculan mal el tiempo en el que viven y en el que nacen,  y desean que la Tierra se convierta en erial de razas y culturas, en uniformes grises, sin matices, sin locura, solo cordura vestida de razón con sinrazón, atadura sin holgura, collar de perlas y cadenas?. Perlas para verlas y cadenas para tenerlas…, y torcer bien el cuello rozando la fina arena que por fina no es perfecta y mucho menos liberante de ataduras, que rozar la arena no es rozar las alturas.

Claro está que no está claro que defino mi momento por el paso falso o por el cierto de un humano que convierte en falso lo verdadero, y en susurros el canto cierto del alma del mundo y del concierto de mil dormidos, de un despierto y de aguas cristalinas sus rumores.

Claro está que no está claro lo que quiero, que lo se perfectamente. Pero habla el costalero del mundo, sostenedor de templos, de marañas como arañas de cristales arcoíris, de nubes oscuras, de incertidumbres… El hombre que busca su camino y que teje que teje como insomne tejedora los destinos de los hombres, de mujeres luchadoras, de durmientes impacientes, de despiertos como sombras… 
¿Qué haremos del mundo si no cantamos a la orilla de la luz de la luz, a la sombra del castaño, de la risa, de la cumbre, de la fuerza inmanente de la vida?.

Claro está que no está claro…, salvo vivos. Qué más quiero. Qué hermosura.








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