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Camino ando y ando mi camino. Existencia tejida de luces que devoran sombras, de incertidumbres amamantadas por certezas y por certezas iluminadas.
Me sientes y en mí piensas. Soñado soy porque despertando me encuentras y encontrándome vives momentos de despertares.
Oyes mi voz, cálida caricia de terciopelo intenso en tus momentos íntimos y despejados, de transparencias cristalinas. Y la oyes porque es tuya. Porque hablas en mi lo que en ti no oyes. Porque buscas fuera lo que está en ti, dentro.
Cuando ves en mí lo que es en ti, te ves sin verte y sin verte me miras. ¡Cuán grande es la luz que contienes!… y por mi se expresa en torrentes de palabras y en corpúsculos de sentidos vestidos de amaneceres rotos por luz solar y nubes iridiscentes.
Yo no soy lo que ves de mi. Porque lo que soy es demasiado grande y demasiado intenso para ocupar este cuerpo que cree caminar por el mundo animado de verdadera vida. Cuanto yo soy no tiene cabida en este nombre que habla de mí mismo tan solo en lo aparente de lo permanente.
Yo soy tu. Y soy la eternidad. Soy el instante presente y el presente permanente. La totalidad caminante. Aquello que permanece en lo transigente. Y la vida más excelsa y pura soñándose en ángeles durmientes, en terruños de carne y huesos que anhelan estar despiertos. Y despiertos buscan desplegar alas y levantar el vuelo. Y volando, surcar estrellas y sembrar sueños entre los hombres.
Sueña conmigo. Porque en mi despertar bato alas y doy forma a las nubes, y animo al aire. Alimento vientos y acaricio a las olas cuando besar se dejan por acantilados y derraman lágrimas saladas que endulzan labios sin endulzarlos.
Sueña conmigo. Porque en mi sueño tejo despertares y poemas como cuerpos de luz que contienen corazones, rosas que se abren y perfuman la vida. Y a cada vida besan el alma. Y a cada alma regalan silencio.
Sueña conmigo. Porque en mis sueños, despierto. En mis sueños, despiertas.
Preso de la luz más tierna y cristalina estoy. Azul de amor y agua pura que alimenta sed de ternura y flores que crecen a mi paso. Te amo sin conocerte. Y sin conocerte te tengo.
Preso de la luz más intensa. Luz que cautiva un corazón humano que se deja angelizar y sentir, verbalizar y sembrar como trigo, como almendro de flores rosadas pero cautivas del blanco puro que vive en ellas. Y con el viento siembra pétalos.
Preso de la luz. Y la luz siendo.
Muy intenso, Miguel Ángel.
ResponderEliminarTe sigo, un abrazo.
HD
Gracias, Humberto. Un abrazo.
Eliminarme
ResponderEliminargusta como escribes
gracias por seguirme
ResponderEliminarGracias... Un saludo.
EliminarYo me dejo llevar, bañar, deslizar en el dulce susurro de su música más íntima....
ResponderEliminarEl Anónimo se llama FLORENCE ROUX DUFOUR..., LO ESCRIBO ASÍ YA QUE NO CONSIGO ENTRAR DE OTRA MANERA
ResponderEliminarMuchas gracias, Florence, por tus palabras. Un abrazo.
EliminarInnegablemente lumínico.
ResponderEliminarMe identifico mucho con tu manera de sentir la Luz
Un fuerte abrazo.
Lo cuelgo en mi muro de Face, ¿ok ?
Muchas gracias, hermanita.
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