MAGONIA




Venimos y vamos. Desde el principio, desde el principio de los principios, venimos y vamos. Y en estas idas y venidas, tantas como estrellas, usamos mil nombres adornados con mil rostros y un millar de historias.

Somos fragmentos de tiempo recortados de un telar de nubes caídos desde Magonia, atrapados en la firme naturaleza de una vida que se vive a sí misma con la pesada carga de la temporalidad, del nacimiento y la muerte.

Vivimos como luces desprendidas de un cielo estrellado que, al caer de las alturas y tomar tierra en un mundo de agua y rocas, se convierten en luminarias revestidas del más compacto olvido, caminando sobre la arena. Y en el olvido, fabricamos más nubes y tormentas.

Magonia, ¿cuándo he de regresar?. ¿Cuándo volveré a pisar el país de los navegantes de las nubes?. ¿Cuándo atravesaré nuevamente la frontera que nos separa de aquello que ahora somos, para regresar al país de lo que somos en realidad?.

Magonia, ¿cuándo acariciaré mi rostro con el de tu tiempo sin tiempo?, para llegar a mi hogar primigenio y , volviendo la vista atrás, me reconozca en cada tiempo de cada ciclo. Y recuerde por siempre.

Magonia, al atardecer de mis atardeceres pensaré en ti, y en los misterios que me donaste, en las preguntas que me hiciste hacer, y en las profundas miradas que dediqué a la vida para encontrar sus secretos.

Venimos y vamos. Venimos y vamos de tiempo en tiempo, acaso de mundo en mundo. Siendo, pero sin ser los mismos, recreamos historias con argumentos tremendamente parecidos, alternativos y vinculados, como si formaran parte de un antes y un después que no existen y de una misma historia que ha de escribirse en múltiples direcciones. Y a veces con argumentos tan diferentes...

Magonia, préstame una nube para que ascienda al cielo y en el cielo, entre las estrellas que cubren tu cielo, busque la mía, la más brillante, la más hermosa... Y deje acariciar mis retinas por las insondables luces que encierran el más sublime de los misterios: el del origen del hombre y de la vida en este mundo.

Magonia, tú eres mi país, mi patria chica en este mundo de tiempo y conciencias comprimidas en trajes de carne y hueso, de luces atenazadas por sombras..., y de sombras que se disipan porque la Luz comienza a abrirse paso entre la urdimbre que teje la vida y traza los caminos del hombre. 

La Luz..., sólo puede quedar la Luz a los pies de Magonia.

Magonia..., si pudiera olvidarte te recordaría. 








Comentarios

  1. Realmente..cierto es.Vivimos de vida en vida,pero siempre con el sabor del recuerdo que la vida que nos llena y rodea de todo..es solo parte de un camino.Ciertamente hermano, somos luces desprendidas que caminando sobre la arena...seamos mas conscientes como bien dices..que en nuestro interior al ser conscientes de ser seres de luz,nos fabriquemos nuestras nubes y tormentas.Realmente es dificil vivir lejos de nuestro verdadero hogar.Mis felicitaciones y perdón por la extensión de mi comentario.Dulce beso

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    1. Vivimos una vida que nos vive a la vez que la vivimos. Hacemos un largo camino que, a ojo de humano, nos parece corto porque limitada es nuestra visión y percepción de la vida. Nuestro viaje ni empezó aquí ni aquí habrá de terminar, pues somos fragmentos de eternidad constreñidos en horas robadas al tiempo.
      Gracias por tu comentario.

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  2. contracción - expansión, Yin -Yang, luna nueva - luna llena, inspiración - expiración, día - noche, luz - oscuridad, vida - muerte.......
    Supongo que el reloj del tiempo está exactamente orquestado....
    Flo

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    1. Fácil no es hablar de ello. Como humanos tenemos una visión y experiencia que, desde lo humano, es limitada. Pero a medida que vamos desplegando las alas y explorando otras posibilidades que convierten a lo humano en tan solo una fracción de una naturaleza que dormita en él, entonces nuestra experiencia de lo que significa vivir en el tiempo o por el tiempo limitados cambia, adquiere otro valor e incluso una percepción diferente de ese tiempo, como si fuera otro, como si hubiera otros tiempos o como si el tiempo fuera tan solo un pasillo trazado en múltiples direcciones por el que podríamos movernos.

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