SOMOS HIJOS DE LA VIDA


Somos hijos de la vida. Es la vida la que nos trae al mundo. Es la vida la que nos sostiene en él. Y es la vida la que segará nuestros pasos sobre su faz.

No somos hijos de nuestros padres. No somos hijos de nuestro tiempo. No somos hijos de un mundo moderno y civilizado. Somos hijos de la vida.

Y porque somos hijos de la vida, toda luz y toda sombra del mundo no es mas que nuestra luz y nuestra sombra. Y porque somos hijos de la vida todo canto o todo llanto nos pertenece. Por eso no podemos permanecer ajenos a todo cuanto acontece. Por eso nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos, y antes de nosotros todos cuantos adornaron sus pasos con el latido de su propio corazón sobre esta tierra... Por eso, nuestros hijos no son nuestros y nuestra misión con ellos nos es otra que enseñarles a caminar.

Somos hijos de la vida.
Cuando mi hijo me dice “padre”, no me dice “dueño y señor de mí”. Cuando me dice “padre” me dice “ancestro”, antepasado que prestó un trozo de su alma para que constituyera la suya. Cuando le digo “hijo” no le digo “propio”, sino regalo temporal de la vida para que le enseñe a caminar en la dirección del conocimiento y de la Luz, y vea en él lo que no vi en mí.

Hace tiempo que pensé: “Mis hijos no me pertenecen, son préstamos de la vida para que los enseñe a caminar por este mundo. Tienen su tiempo y su destino y, por mucho que los abrace, no podré contenerlos”. También entendí que, al enseñarlos a caminar, debía enseñarlos a descubrir su propio camino. Y que, para ello, preciso un grado de lucidez, es decir, de Luz en mi mente para reconocer primordialmente que mi camino no es su camino, que tienen el suyo. Y que, por más que lo intente, no puedo gozar con ellos pero sufrir por ellos, vencer con ellos pero perder por ellos, crecer con ellos, levantarme con ellos pero caerme por ellos... Solo puedo estar a su lado como un custodio incluso de pasos aún no dados. Solo puedo vivir la parte de sus vidas en las que estoy incluido, pero no puedo sustituir sus individualidades por la mía, ni sobreprotegerlos al punto de robarles la necesaria experiencia, a tantos niveles, que les convertirá en caminantes de carne y hueso y, ojalá que también, en hacedores de caminos de Luz.

Somos hijos de la vida. Es la vida la que nos trae al mundo. Es la vida la que nos sostiene en él y define nuestros pasos. Y es la vida la que pondrá fin a estos una vez el camino esté hecho.

Comentarios

  1. Muy bien defines una parte de lo que es "vida"...sin grandes aspavientos, con mesura y un gran amor hacia lo que te rodea que es todo...sólo hay una cosa en la que no estoy totalmente de acuerdo: "la vida pondrá fin a estos una vez el camino esté terminado". Creo que precisamente nosotros al ser parte de nuestros ancestros (los más próximos, nuestros padres) y nuestros hijos, parte nuestra...y por añadidura, todo continua, es por lo que creo que el camino no se termina; no está hecho. Nosotros seguimos, y ellos, seguirán por nosotros...
    Puede parecer un tópico o algo trillado, pero así lo veo. Mucha gente habla del "sinsentido" de la vida; mas yo creo que lo tiene: cuando nació mi hijo Pablo, descubrí "mi sentido" de la vida y no puedes imaginar lo feliz que me sentí y me siento con él...bueno, seguro que sí eres capaz...
    Gracias una vez más por poner algo de cordura. Un abrazo, amigo.

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  2. Estoy completamente de acuerdo contigo, amigo Utopazzo. Lo que transmito es una visión de una parte en el contexto al que me refiero. Sin duda, el camino no acaba al fin de nuestros días.
    Como siempre, gracias por tus aportaciones.

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  3. Hola, buenos días. Perdonadme si disiento un poco de vuestra charla, pero, me pregunto entonces y las personas que como yo no tienen descendencia? Por lo que vosotros decís, acabarían sus días ¿no es así? Creo y entiendo, por lo que bien dice Miguel en su texto, no somos dueños de nadie, ni de nada, por lo tanto no excluyamos a nadie. Los hijos seguirán su aprendizaje, y nosotr@s el nuestro. No pongamos cadenas a la libertad del espíritu, crezcamos en la humildad de sentirnos afortunados, por poder dar y recibir la vida, gracias.

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  4. Hola Hermanito,

    Precioso nuevamente.
    Estoy de acuerdo con lo de que los hijos no nos pertenecen, ellos nos regalan esos momentos tan especiales y esas oportunidades de seguir creciendo, ya que muchas veces no estamos dispuestos a evolucionar ciertos aspectos de nosotros mismos pero nos damos cuenta que por ellos merece la pena, sin ellos postergaríamos esa evolución o no se produciría porque no llegaríamos a ser consciente.
    Con esto no quiero decir que los que no tienen hijos no evolucionen esos aspectos, simplemente que a veces el ser humano está dormido y un hijo hace que despiertes en todos los sentidos, porque muchas veces "lo que no acabas habiendo por ti mismo, lo acabas haciendo por tu propio hijo"
    Por todo lo demás tengamos o no hijos, nuestro Espíritu jamás perecerá, seguirá en El Camino...
    Gracias
    Besos
    Elena

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  5. Hola Ann, la evolución, el crecimiento, la conciencia, ser humanos..., somos lo que somos e incluso lo que podemos ser independientemente de que tengamos o no hijos. Tener o no hijos son opciones en la vida, como otras. Y el enfoque que se le de a esa opción es tremendamente personal, pero abogo por la libertad y la conciencia en nuestra experiencia como padres con respecto a los hijos. Y en nuestra experiencia en la vida de una manera general, como se trasluce de manera clara en mis escritos. Así que estoy de acuerdo contigo en lo que manifiestas.
    Un saludo. Y gracias por estar ahí.

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  6. Hola Nalea, la vida es la mayor y más maravillosa manifestación del espíritu que podamos imaginar, y esta manifestación se da a muchísimos niveles, con independencia de la existencia de los hijos. Pero estoy de acuerdo en que son toda una experiencia, y a toda experiencia la podemos convertir en trascendente si le damos un sentido y, sobre todo, si encontramos "el sentido". Sin embargo, y obviamente, en la encrucijada de las decisiones uno se pone en segundo lugar ante ellos porque, como préstamos del Gran Espíritu de la Vida que son, necesitan su espacio, su tiempo y su oportunidad. Y nosotros debemos dárselos. Pero está claro, como bien dices, que todos podemos hacer el camino con independencia de la existencia de hijos, de otro modo, y como bien apunta Ann, ¿qué ocurre con los que no tienen descendencia?. Bueno, creo que hablamos de camino y de caminos con diversas acepciones en absoluto excluyentes las unas de las otras. Todos estamos en el Todo.
    Gracias por estar ahí.
    Besos.

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  7. Miguel Ángel , muy buen artículo. Disfrutemos de ellos , aprendamos con ellos y reconozcamos su ser divino y la individualidad del ser en conjunción con el Todo, Gracias Miguel Ángel por compartir tus conocimientos. ¿Sabes...? me recuerda a Khalil Gibran en "Nuestros hijos" si me permites lo recuerdo;
    Nuestros hijos no son nuestros hijos,
    son los hijos y las hijas de la vida que se llama a sí misma.
    Vienen a través de nosotros, pero no de nosotros.
    Y aunque viven con nosotros, no nos pertenecen.
    Podemos darles nuestro amor,
    pero no nuestros pensamientos,
    pues tienen sus propios pensamientos.
    Podemos acoger sus cuerpos, pero no sus almas,
    porque sus almas viven en la mansión del mañana, que ni aún en sueños podemos visitar.
    Podemos esforzarnos en ser como ellos,
    pero no intentar hacerlos como nosotros,
    porque la vida no da marcha atrás,
    ni se detiene en el ayer.
    Somos los arcos que disparan a nuestros hijos,
    como flechas vivas.
    .

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  8. Gracias, Luhema. Las palabras de Gibran encierran la gran sabiduria que late permanentemente en la vida, y en los caminos que la propia vida nos hace recorrer. Somos cauces a través de los cuales el Gran Espíritu de la Vida discurre y se expresa. Y a veces, en los hijos, queremos contener su flujo, dándole forma, y dirigiendo sus pasos.
    El espíritu del viento no está en la rama que se mueve, sino en el sentido que lo inspira y en el canto que provoca.
    Gracias por estar ahí.

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  9. Aprovecho el espacio que ofrece Miguel Ángel (con su consentimiento espero), para dirigirme a Ann Urban.
    Ann, estoy de acuerdo en lo que dices sobre aquellas personas que no tienen descendencia; es muy fácil mi explicación: cuando me referí en mi comentario sobre mi hijo y lo que yo consideré "mi sentido de la vida", era eso y no otra cosa, "mi" sentido...no quiere decir que aquél que no quiera tener hijos, no pueda o simplemente no haya llegado su momento, no tenga un sentido "su" vida. La vida creo que sí tiene sentido; sólo hace falta encontrarlo...podrías encontrarlo al salvar de una muerte segura de una persona que se ahoga en un lago...incluso se te puede presentar la opción de adoptar a un niño o niña...igual no ha llegado el momento; igual lo encuentras escribiendo un libro, o si te gusta la música, componiendo una sonata para piano...lo más importante, es que percibas que "vives" y eres un ser único e irrepetible; ya encontrás lo que te espere...Un abrazo Ann.

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  10. Hola Utopazzo, perdona pero no sabía que habias contestado a mi comentario, me lo ha dicho Miguel Ángel, gracias por prestarme tú atención. Efectivamente estoy muy de acuerdo a lo que me dices, indudablemente el camino que hacemos es tan individual como personal, ya sea escogido o por circunstancias y aprendizajes diferentes, que nos llevan hacia un mismo sendero, aunque sea por otras vías. A lo que yo me refería cuándo escribí mi comentario, no era referido a lo del "sentido de la vida" sino a tú parráfo anterior: Creo que precisamente nosotros al ser parte de nuestros ancestros (los más próximos, nuestros padres) y nuestros hijos, parte nuestra...y por añadidura, todo continua, es por lo que creo que el camino no se termina; no está hecho. Nosotros seguimos, y ellos, seguirán por nosotros...
    Al decir ellos seguirán por nosotros, entendí que los hijos tienen que continuar el camino o herencia de los padres, cosa que me hizo responder, ya que cómo hija y por las circunstancias que me trajo la vida, eso fue lo que obstaculizó mi trayecto. Quizás lo entendí de una manera muy personal, ahora entiendo que no era eso lo que tú querías expresar en el texto citado, ya que al releerlo he comprendido "el sentido" que querías enfatizar en tus palabras, que no es sino que los hijos siguen el camino que han dejado los padres, en el proceso de la vida. Namáste Utopazzo...

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