Los ovnis son una realidad incuestionable. Podemos debatir sobre su naturaleza, sobre su origen, sobre la razón de su presencia. Pero su existencia está fuera de toda duda.
Lo cierto no es solo que el fenómeno existe, que es real, que sobrevuela nuestros campos y ciudades. Lo cierto es que se trata de un fenómeno mucho más próximo a nosotros de lo que creemos.
Hubo un tiempo en el que el fenómeno, y por definición, era un fenómeno substancialmente nocturno. Los casos de objetos a la luz del día venían a representar una extraña singularidad celebrada por los ufólogos, sobre todo si su presencia quedaba avalada por testimonios gráficos. En la clasificación que el desaparecido J. A. Hynek hiciera de estos avistamientos aparecían recogidos como casos de “discos diurnos”, el resto eran “luces nocturnas” y “casos de radar”. Nunca me pareció que viniera a recoger la realidad y la singularidad de los avistamientos, sencillamente porque ésta era mucho más amplia y variada.
En su clasificación de los encuentros cercanos quizá atinaba mucho más. Pero lo cierto es que los avistamientos de ovnis respondían a características mucho más concretas que habrían permitido etiquetar los casos de manera más precisa. Aún así, y sea como sea, quedaba manifiestamente claro que los casos de ovnis eran nocturnos y diurnos. Pero todos sabían que eran primordialmente nocturnos.
Los ovnis nos tienen acostumbrados no tanto a dar giros imprevistos en sus pautas como a girar paulatinamente en su propio comportamiento o características. Y, en lo que hablamos, los ovnis han dejado de ser primordialmente nocturnos (que lo siguen siendo) para ser también abierta y manifiestamente diurnos. Me atrevería a decir, pues, que se muestran a nosotros de manera más obvia, más a las claras, ignorando el recelo que antaño parecían tener. Efectivamente, los casos diurnos se han disparado.
En la última década de la fotografía analógica la aparición de un fenómeno, que personalmente bauticé en los medios de comunicación como el de las “fotografías imposibles”, vino a poner un especial énfasis sobre el mundo ultrasensorial, y especialmente a pre-revolucionar diría yo las teorías sobre ovnis.
En el primer caso, me refiero a fotografías que de manera casual eran capaces de captar diversos fenómenos primordialmente luminosos y que, presuntamente, podrían estar relacionados con mundos invisibles o quizá con formas de vida no corpóreas. Fenómenos no visibles al ojo humano.
En el segundo caso, se hacía evidente, de manera fotográfica, la existencia de ovnis igualmente invisibles que eran casualmente captados por las cámaras, y estos nos hacían recapacitar sobre el hecho de que una cámara fotográfica pudiera captar lo que el ojo no ve. Y qué podría indicar esto respecto a la naturaleza del ovni.
La llegada posterior de la fotografía digital vino a rubricar y a evidenciar mas si cabe la existencia de estos objetos voladores invisibles. Y personalmente me hizo reflexionar mucho al respecto: por alguna causa el ojo no los veía, pero la cámara sí.
La respuesta tenía que venir en algún sentido, y barajé por un lado la capacidad del ojo para percibir en un rango limitado de luz, la limitación del mismo ojo para captar el movimiento (limitación que se demuestra en la ilusión del movimiento real de las imágenes del cine) o, y además, la más que probable tecnología de invisibilidad de los ovnis. Pero incluí un nuevo y revelador factor: fisiológicamente la realidad es que vemos en el cerebro, a través de los ojos (que son una prolongación del tejido cerebral al exterior) pero en el cerebro. Y por lo tanto, nos podríamos encontrar ante un nuevo paradigma, un nuevo modelo de la estructura de la realidad, que nuestro propio cerebro no alcanzara a decodificar, leer, y percibir entre otras cosas, quizá, porque no sabe que existe. De hecho, en muchas ocasiones, he tenido la sensación de que al hablar de ovnis hablamos de un fenómeno que parece diseñado para forzarnos a admitir un nuevo modelo o una nueva estructura de la realidad que es, precisamente, de la que ellos provienen y en la que estamos incluidos o somos aspirantes a estar incluidos.
En cualquier caso, lo que sí parece claro, es que se ha producido en las últimas décadas un acercamiento del fenómeno ovni. Pero un acercamiento que nos ha obligado a postular teorías dimensionales. Y, sea como sea, en este u otro sentido se me antoja más cercano al ser humano..., o quizá seamos nosotros los que nos aproximamos a ellos. Porque antes o después tenemos que ampliar nuestra perspectiva, nuestra visión de la realidad, a mundos y posibilidades que rozan o superan la ciencia ficción. Esta es, bajo mi punto de vista, la realidad de este hecho.
En mi propia experiencia y en mi propia vivencia (atención porque me gusta diferenciar ambos conceptos aunque el común de los mortales los use como sinónimos), el fenómeno ovni es un cúmulo de manifestaciones que inciden en el ser humano desde diversos ángulos y que, por ello, afecta desde diversas perspectivas de sí mismo. Personalmente, aunque en verdad no uso habitualmente esa expresión, me gusta llamarle “la experiencia ovni”, porque es toda una experiencia, es mucho más por tanto que un fenómeno.
Un fenómeno es un acontecimiento. Una experiencia es un acontecimiento desde la perspectiva de quien lo percibe.
Tiene tantas acepciones el fenómeno, tantos ángulos desde el que puede ser contemplado, tantos niveles desde el que nos influye, que simplificarlo representaría una herejía en la propia herejía que significan los ovnis.
No puedo ni debo negar que he visto ovnis, y cuando digo esto no me refiero a confusas luces. Sin embargo, aun a pesar de elegir convenientemente los foros donde me expreso sobre ello, entiendo, y así debe quedar reflejado, que debo imponerme la responsabilidad de públicamente aludir al fenómeno, a mis experiencias, a mis búsquedas, de manera equilibrada, adquiriendo la perspectiva de un buscador al que le interesa sobre todo encontrar la verdad de tan enigmático fenómeno. Y asumo como propia la responsabilidad de transmitir de tal manera que no sean percibidos mis testimonios, mis criterios, como una fuente dogmática que da por hecho poseer la verdad. Porque además, si así fuera, estaría completamente equivocado. Lo que ocurre, entre otras cosas, es que vi el fenómeno por vez primera en un tiempo en el que no sabia de él, de su existencia, porque mi desconocimiento de entonces estaba avalado por la corta edad de un niño incapaz aún de sostenerse en pie por sí mismo.
Como ya dijera en otro trabajo referido a los ovnis y publicado en este blog, los ovnis son para mí los desconocidos insondables.
Para intentar comprenderlos debemos huir no ya de todo convencionalismo (lo que es crucial), sino además vaciar nuestra mente de todo prejuicio ortodoxo o heterodoxo. Porque al final ¿cómo vamos a comprender si lo que nos separa de los ciegos que niegan la evidencia es tan solo el punto de vista desde el que defendemos nuestra irracionalidad?.
Amigos, los ovnis existen. Pero a la hora de aventurarnos a hablar públicamente de ellos tenemos que asumir el peso de la razón, y el argumento de la razón.
Nunca los fundamentalismos fueron buenos consejeros de la libertad. Y, si queremos descubrir y avanzar, tenemos que pensar libremente. Es más, solo los necios discuten sobre la razón de la sinrazón (así que voy a intentar no incurrir en ello).Y, en cualquier caso, no hay mejor experiencia que la propia. No hay mejor acierto ni mejor error que el propio.
Y así es como me lo planteo, y como lo busco, y como lo encuentro. Lo que ocurre, además, es que el fenómeno ovni, la experiencia ovni, camina en mi búsqueda al igual que yo camino en su búsqueda, e inevitablemente nos encontramos. Dicho así parece un encuentro de propósitos e intenciones compartidas y recíprocas, y no lo dudo, pero lo que sucede sobre todo, quizá, es que atiendo a una llamada, a su llamada, a la llamada de los desconocidos insondables que se comportan con respecto a mí como un tremendo imán desde la niñez. Y esta sensación de interrelación entre el fenómeno ovni y quién lo percibe o lo busca, o lo estudia, me atrevería a decir que es muy común entre todos nosotros, atreviéndome a afirmar que el fenómeno ovni teniendo como tiene un amplio ámbito de influencia generacional, sociológica, mediática y creencial, tiene otro ámbito de influencia tremendamente próxima y personal que viene a convertirlo en un fenómeno prácticamente, a ciertos niveles, personalizado, individualizado. Así es. Y así es la naturaleza de este fenómeno.
No se me escapa, en este sentido, la alta posibilidad y mi creencia interior que apunta a la existencia de un plan, de un protocolo de asimilación de la especie humana, aunque preferiría decir de la conciencia humana, a un nuevo paradigma del mundo y del universo que habitamos. Y la inclusión de muchos de nosotros en ese protocolo quizá desde el momento en que se creó, pero cuando nos vestíamos con ropajes y mentes diferentes, antes de asumir nuestro humano caminar y nuestro destino en este mundo.
Pero hablar de ello implica traspasar la frontera de lo todavía culturalmente inaceptable incluso para muchos de nosotros y esa creencia, o esa certeza, como la queramos definir, forma parte del contexto sociocultural de los ovnis. Pero resulta difícil transmitirlo públicamente porque previamente a ello es necesario transmitir la realidad de la existencia del fenómeno, y que sea aceptada. Y una vez aceptada esa existencia como, además, la expresión de una forma de vida diferente, asumir que existe un segundo paso necesario y que no es otro que la asimilación de lo que implica en si mismo y de manera global la existencia de este fenómeno, su origen, su naturaleza y su propósito. Y qué papel jugamos nosotros con respecto a ellos, y en el propio contexto de ellos. Y está claro para mí que la forma que tienen de modificarnos, de cambiarnos como individuos que deciden sobre su destino y comparten el mismo universo que ellos, pero precisan de incorporar nuevos elementos del mismo, es imbricar aunque fuera en parte su contexto con el nuestro, entrelazar su realidad con la nuestra. Porque así tendremos individuos diferentes, que perciben diferente, que piensan diferente, y estaremos fabricando un hombre nuevo para un tiempo también nuevo. ¿Pero con qué propósito?. Lo desconozco pero, en primer término, para aceptarlos abiertamente quizá como premisa al encuentro y contacto generalizado de la humanidad con ellos.
Creo que esto es lo que venimos observando en nuestros cielos y campos desde hace, cuando menos, 60 años, sin contar la historia antigua de los ovnis, ni su implicación en el ámbito de los mitos y creencias ancestrales, en el origen de las civilizaciones y quizá del propio hombre.
Si hubo un tiempo en el que estuvieron más próximos, tanto que llegaron a pisar el mismo suelo que nosotros y compartir el mismo cielo, y después se marcharon, quizá ahora estemos en los prolegómenos de una historia que quiere repetirse. Pero quién sabe.
Como a menudo te digo... Sabias palabras...
ResponderEliminarComo bien comentas, el negar el fenómeno OVNI es negar una realidad, sea cual sea su origen...
Espero que se pueda desvelar su enigma en los próximos años y que personas como vosotros contribuyan a ello.
Un Fuerte Abtazo
GRACIAS por sacar de tu chistera,cierto es que algunas personas ya desde ninos,parece ser que somos elegidos sin previo aviso.Acaso es que ellos lo piden y por eso nos confunden en nuestro yo de esta vida.Por que doy fe que se resisten a dejarnos,es mas diria que somos enlaces para su fin.De hay la pregunta Quien Soy?Por que soy raro-a?y Quienes son esas presencias diferentes que me hablan de una jerarquia del mas alla?....bravo!!Miguel Angel!!fuerza y adelante.Hermano de alma
ResponderEliminarA cierto nivel, Miguel Ángel, negar el fenómeno podría implicar negarnos a nosotros mismos, negar la propia existencia del hombre. Porque, como venía a sugerir al final de este trabajo, quizá nuestro origen esté en "ellos".
ResponderEliminarUna vez más te doy las gracias por tu comentario. Un saludo. Y adelante.
Nos vemos en el camino.
Lo cierto, Toñi, es que me atrevo a decir que el fenómeno ovni nos tiene digamos que "fichados", y realiza un trabajo muy personalizado con un nutrido grupo de personas que no es que le interese el fenómeno es que llega a sentirse vinculado al fenómeno. Lo que ocurre es que a partir de aquí las conclusiones son muy personales.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
Estimado amigo Miguel Ángel; leí con atención tu entrada, y he de añadir algo que me quedó grabado. Lo oí en un programa de radio (no recuerdo el programa, pero cuando lo recuerde, te lo comentaré....)y en él, intervenía el grandísimo investigador canario Paco Padrón, comentó algo a cerca de por qué unos ovnis son visibles y otros en cambio, no los vemos pero lo capta el objetivo de la cámara, su conclusión era que el fenómeno ovni, se "mueve" en torno a los rayos ultravioleta; es decir, nuestro ojo, simplemente no puede verlo pero sí el objetivo de una cámara fotográfica...yo, personalmente tengo dos experiencias de este tipo donde fotografié una extraña luz cuando lo que quería fotografiar, era una plaza y no había nada sobre los tejados...en otra ocasión, mi hermano tomó una instantánea a plena luz de día y se aprecian cinco objetos en una extraña formación, que no habíamos visto (si se amplía la imagen, aparecen como cinco "lentejas)...en fin, Miguel Ángel, opino como tú a cerca del fenómeno y además, añadiría algo: nuestro cerebro (una extensión del "yo", y no a la inversa) sólo capta las tres dimensiones que nos han enseñado que existen; largo por ancho por alto; mas no es menos cierto que la ciencia habla de trece diferentes tipos de dimensiones...esto, se nos escapa al común de los mortales y el fenómeno ovni, también utiliza esas dimensiones para moverse en distancias que de momento, nosotros somos incapaces de lograr científicamente. Para finalizar, te cometo que hay ciertas teorías a cerca del eslabón perdido y su relación con los extraterrestres; no me extrañaría nada que seamos unos "introducidos" en este maravilloso planeta. Gracias por tu sabiduría.
ResponderEliminarLo cierto, Utopazzo, es que opino como tú. En cualquier caso los antecedentes de las fotografías de los ovnis invisibles me atrevería a decir que se encuentran en los que denominara Hynek los "casos de radar", pero a la inversa. Me explico: habituales fueron los casos de aquellos ovnis que eran visibles a los ojos de los pilotos,pero invisibles para el radar del avión o de la torre de control. Y al revés, se recogieron casos de ovnis invisibles al ojo del piloto, pero detectados en las pantallas de radar. Y, lógicamente, esto plantea grandes incertidumbres sobre la tecnología de los ovnis y sobre el rango de luz en el que se mueven.
ResponderEliminarLógicamente, las fotografías de ovnis invisibles (como la tuya o la de tu hermano) apuntan a direcciones muy parecidas y, además, es que no hay más: o es tecnología, o es su propia naturaleza la que determina su invisibilidad, o sencillamente es nuestra incapacidad perceptiva a diversos niveles. Pero decir todo esto es abundar sobre lo ya expresado en el artículo.
Y efectivamente, pienso que somos unos "introducidos".
Un saludo.
Miguel Angel, tus reflexiones acerca del fenómeno ovni, el cual estudio desde hace treinta años, son interesantes. Algunas las comparto. Pienso que es muy amplio y que se relaciona con la inteligencia y la información, las cuales estan cambiando en estos años. Es bueno recordar, como algo dices también, la relación que nos mostró el Dr. Jacques Valleé, con la mitología y la historia, además de su sistema de control, o también, de modelación de las conductas y experiencias humanas. Un saludo desde Mendoza, Argentina.
ResponderEliminarNo hace falta decir, Oscar, que el fenómeno ovni es uno de los grandes enigmas de nuestro tiempo. Me atrevería a decir que es uno de los grandes enigmas de todos los tiempos.
ResponderEliminarNuestros vínculos con él posiblemente entierran sus raíces, aunque solo en parte, en elementos vinculados profundamente con la conciencia y con lo que implica no ya el desarrollo de la misma, sino la generación de esta y su posterior modificación.
Inteligencia, información, conciencia... A todas luces, el fenómeno es mucho más de lo que vemos, de lo que permite ver... Pero es con estos elementos que percibimos que intentamos construir un modelo en el marco de lo que conocemos. Sin embargo, una parte del problema para interpretarlo es que el fenómeno proviene o participa de manera esencial de un marco que desconocemos, aunque quizá a ciertos niveles lo intuimos.
Antes o después nos mostrará sus secretos. Es cuestión de tiempo. Pero, como digo, creo que está profundamente vinculado con el ser humano, y en su parte más esencial: la conciencia.
Un saludo.